Es común dividir la emociones entre negativas y positivas. Se suele decir que es bueno estar alegre y es malo estar triste, tener miedo, o estar enfadado. Así, es posible, que cada uno de nosotros tengamos un conjunto de emociones que consideramos buenas y otro que consideramos malas, las cuales no tiene porqué ser las mismas para todos.
Por eso, refiriéndonos a las emociones “malas”, es habitual escuchar “siento algo en el pecho que quiero sacarme” o “Estoy harto de estar triste”. Cuando hacemos estas afirmaciones, lo habitual, es que estemos contactando solamente con la parte desagradable de estas emociones.
Desde esta línea podemos mirar esa parte del cuerpo que nos molesta como un incordio e intentar reducir estas sensaciones molestas, por ejemplo, pensando en otra cosa, yendo a correr, haciendo muchas cosas, tomando una copa etc…
Así, a veces, conseguimos disminuir temporalmente una sensación molesta como la ansiedad o la rabia, pero como no hemos resuelto la razón por la cuál la emoción esta ahí, lo habitual es que al cabo de un tiempo las sensaciones que nos resultaban incómodas vuelvan…
Así que en terapia o uno consigo mismo es bueno cambiar este enfoque de quitarnos las emociones por el de intentar escucharlas y entender su razón de ser. Nos podemos preguntar ¿en que parte de mi cuerpo siento esta emoción? ¿cuando aparece o se vuelve más intensa? ¿en qué momentos siento alivio? Este tipo de preguntas van dirigidas a entender mejor lo que nos está pasando, a contactar más con esa emoción o sensación y a entender su razón de ser.
Las emociones que solemos llamar negativas o que al menos son desagradables de sentir, no están ahí para hacernos daño, sino más bien (depende de que emoción) para protegernos, impulsarnos hacia algún sitio o aportarnos algo. Lo que ocurre es que al no escucharlas o no entenderlas las sensaciones desagradables se van amplificando, es como si hablaran más alto para que prestemos atención a esa parte de nosotros.
En los siguientes artículos explicaré con ejemplos prácticos distintas emociones y actitudes que al escucharlas y comprenderlas mejor pueden ayudarnos a manejar mejor nuestra vida personal.
(Continúa en el siguiente artículo)